jueves, 1 de marzo de 2007

NO PERDAMOS LA FE


Cada día en mi labor como maestra enfrento diferentes situaciones, pero hay una que se repite casi a diario. Estudiantes que han perdido la fe en ellos mismos. Ya sea porque alguien les bajó su autoestima o porque ellos mismo la perdieron.

En algunas situaciones uno les habla, les expresa la preocupación que uno tiene por ellos, los orienta y poco a poco los ayuda a levantarse y buscar su camino.
En otras ocasiones hacemos lo mismo y no logramos que se levanten y busquen su camino, pues han perdido ese enlace con el deseo de estar mejor y superarse.

Sólo se que yo no puedo perder la fe en ellos y que por el resto de los años que me queden en la educacion de la futura sociedad puertorriqueña debo mantenerme ayudándolos. Los ayudaré no sólo en lo académico sino también en su formación como mejores individuos que se sientan bien con ellos y a su vez con los demás, así ellos podrán ayudar a otros.

4 comentarios:

Cirilo Toro Vargas dijo...

Mientras no perdamos la fe, la vida se hará más fácil. La fe unida a la esperanza nos permite seguir adelante. Son las dos chispas necesarias para continuar soportando los vaivenes de la vida, así como superarlos y echar hacia adelante.

La biblioterapia es una técnica alterna de ayuda que podemos utilizar con cualquier persona a quien podamos interesar en la lectura. Mediante la lectura de libros se pueden inculcar valores y deseos de modificar la conducta. Mi experiencia me indica que podemos utilizar eficaz y eficientemente para resolver problemas de autoestima, actitudes y otros en nuestros estudiantes y en otras personas a otros niveles. Un elemento básico consiste en que logremos iniciarlos e interesarlos en el mundo de la lectura.

Dr. Cirilo Toro Vargas

Naty dijo...

Es muy cierto que uno como ser humano no se debe dejar caer o vencer por algo que ha pasado. Al contrario eso te debe dar mas furzas para seguir adelante y no volver a cometer el mismo error.

Si perdemos la fe no seremos personas felices en esta vida. Debemos tener fe en nosotros mismos.

Yo como maestra aveces me he sentido frustrada por las cosas que me pasan en el salon de clases pero trato de no demostrarlo y poner de mi parte. A veces uno se siente desorientado el no saber como ayudar a tus estudiantes al sentirte impotente.

Carmenjoan.blogspot.com dijo...

20 de marzo de 2007

Hola:

Maggie Fornaris
Curso (717)

El artículo sobre la Humildad vs. soberbia tiene mucho sentimiento y formas de desarrollar el tema. La integración que le distes tomo una perspectiva muy relacionada ha nuestro enfoque en cuanto a la educación. El tema en el ámbito de la relación entre el estudiante y el personal docente fue una buena idea, ya que esta muy alineada a los temas que queremos enfocar y podemos discutir con mayor amplitud. Opino que en la primera parte del artículo se sobreentiende quizás una rutina de lo que realiza el estudiante en la escuela, y esa forma en la que el estudiante vive podría ser más dinámica. Considero que tocaste un punto vital en lo que significa tener una buena relación en el salón de clases y un significado real de lo que envuelve la humildad. Estoy de acuerdo en que siempre debemos sembrar una semilla que realmente ofrezca los frutos necesarios para establecer la estabilidad que necesitan los estudiantes, ya que esto les ayudara a ser mejores seres humanos. Es tan importante extenderles las manos a los alumnos que se atreven a expresarse con el fin de conseguir un remedio o quizás alguien que los escuche; debemos estar con las puertas de nuestro corazón abiertas para enfrentar y auxiliar a jóvenes que realmente necesitan de la humildad y comprensión para entenderlos y demostrarles que como maestros nos sentimos responsables de sus actos y le recomendamos que sean buenos y que no dejen de luchar por sus metas y anhelos. Estoy completamente unánime con tu opinión sobre que la humildad es la que nos da la verdad y la sabiduría que necesitamos para poder autoevaluar nuestro trabajo y comportamiento diario; para saber encontrar nuestras limitaciones y ver lo que nos falta por aprender para no cerrar las puertas cuando creamos que lo sabemos todo y nos comportemos de manera soberbia. Además me encanto la parte en la que escribiste sobre que el egoísmo ciega y nos cierra el horizonte o el camino a las demás personas que nos rodean, ya que la humildad es una de las razones por las cuales constantemente se abren caminos a la caridad en detalles prácticos y el privilegio de poder servir.

¡Muy buen artículo!

Carmen Joan Pizarro
Compañera Curso (717)

Nancy Vélez dijo...

Maggie: No perdamos la fe

Muy a menudo encontramos personas que han perdido la fe en ellos mismos. Tenemos que ayudarlos a encontrarla dentro de ellos mismos. Creer en nosotros mismos nos da la certeza de que Dios nos ayudará en todo aquello que emprendamos en la vida.

Es cierto, nuestra juventud vive sin fe y sin esperanzas dentro de un mundo hostil donde la mayoría de ellos ni aún sus propios padres parecen creer en ellos mismos. Son muchas las lágrimas que han corrido por la mejilla de mis estudiantes al concluir: mi madre no me quiere, a mi padre no le importo, no le intereso. Aman más su trabajo que a mí. Esta terrible confesión me lleva a rebuscar dentro de sus mentes juveniles para dejarles saber lo importante que son para Dios. Aunque tu padre y tu madre te abandonen, Dios no. Me siento a escucharlos para poder contribuir con un granito de arena conforme a lo que Dios ponga en mi corazón en esos precisos momentos. Les he dado mi respeto, mi estima y cariño. ¿Sabes qué? Están sedientos buscando una mano amiga que les dirija el camino para comenzar un nuevo giro u horizonte en sus vidas.

Doy gracias a Dios por cada uno de mis estudiantes y siempre le pido a mi Señor poder llegar a ellos no con un simple conocimiento, que es importante, sino que ellos puedan encontrarse consigo mismos y recuperen la fe en Dios y que ésta quede impregnada en sus corazones para que puedan seguir adelante.

¿De qué le vale a ellos obtener un grado o un diploma, si no se sientes autorrealizados como seres humanos? El maestro es forjador de nuevas ideas, imparte enseñanzas, pero tiene que ser el mejor de los sicólogos y el mejor especialista para dar un buen consejo que dure para toda la vida en el corazón de esta juventud que día a día muchos agonizan en las calles porque nadie supo entenderlos, ni a nadie le pareció oportuno escucharlos.

Un corazón alegre hermosea el rostro y son muchos los jóvenes que andan encorvados por el vicio o la droga. Van cargando pesadas cargas, a penas puedan desenvolverse en el mundo que vivimos con tantos adelantos tecnológicos, pero estamos atrás, en el tener misericordia y atender al necesitado. La indiferencia arropa el corazón de nuestro pueblo, aunque todavía hay personas que ayudan, imparten fe y esperanza al necesitado. Dios sigue obrando a pesar de las injusticias humanas.

Convirtámonos en ese puente de bendición para todos aquellos que han perdido la fe en sí mismos, y busquemos la ayuda del Altísimo para retornarles la esperanza en sus corazones.

Nancy Vélez

 
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